Impresiona ver el Izod Center lleno de chinos el día de partido. Gracias a ello, los Nets han salvado buena parte de la temporada, la más desastrosa de la franquicia de Nueva Jersey y una de las peores de la historia en la NBA. El vetusto pabellón de los Nets retumbaba cada vez que Jianlian anotaba una canasta. Daba igual el marcador. La comunidad china sólo vibraba con su jugador, el único superviviente en la NBA tras la lesión de Yao Ming.

A pesar del apoyo inagotable desde la grada, cuesta ver a Jianlian enchufado en los partidos. Cumple. Acumula buenos números, pero le falta el gen de los campeones. La mala leche. La pasión. Ese puntito que separa a los buenos de los mejores. El pívot chino nunca fue el líder que los Nets necesitaban sobre la cancha y, quizá por eso, tras su llegada a la franquicia, Prokhorov se ha deshecho de él traspasándolo a los Wizards, donde Jianlian contará con la presencia del número uno del draft, John Wall, para surtirle de balones.

Después de una temporada plagada de lesiones y de sinsabores al oeste del Hudson, el Mundial se presenta para Jianlian como una oportunidad de reivindicarse con su selección. Ausente Yao Ming, que sigue tratando de recuperarse de su lesión en el pie, Yi es la gran esperanza china para intentar meterse en la segunda fase. Ya en el pasado Campeonato de Asia, Jianlian fue la pieza más importante del conjunto dirigido por Bob Donewald, acabando el torneo con 18,3 puntos y 10,4 rebotes por partido, a pesar de caer en la final frente a Irán.

Su aparente fragilidad física le obliga a jugar más alejado del aro, donde su buena muñeca le permite ser una amenaza constante. Rehúye el contacto siempre que puede, pero le cuesta buscar a sus compañeros, una faceta que debe mejorar si quiere seguir cobrando importancia en el panorama mundial. A su favor cuentan sus 22 años y un margen de mejora infinito. Si consigue asentarse en Washington, la sombra de Yao Ming empezará a ser menos alargada.